No es lo que decimos… sino como lo decimos

Cuando acudimos a un domicilio, una de las pocas pautas que no se recomiendan, sino que se “exigen” a los convivientes humanos es la eliminación de correcciones verbales a sus perros. 

“¡No!”, “¡Tsss!”, “¡Baja!”, “¡Eh”!… no hacen que el perro aprenda que no puede realizar ciertas conductas; aprende que en ciertos momentos su humano favorito puede volverse amenazante

Si tenéis dudas os invito a hacer un pequeño ejercicio:

Coged un trozo de jamón york, colocadlo en el suelo y cuando vaya a comérselo decidle un “no” de manera amable, con un tono y volumen cordial. ¿Qué pasará? El perro, en el mejor de los casos, os mirará, y se lo comerá. 

¿Es desobediente? ¿Te está echando un pulso? ¿Te desafía? Con todo el respeto del mundo…. No. 

¿Qué ha pasado entonces? Que el perro ha visto un trozo de comida, y se la ha comido. Vuestro “no” no ha significado nada para él, no entiende qué queréis decir con eso. 

“Pues yo le digo “NO” y sí funciona” = habría que replantearse la manera en la que se lo hemos dicho, nuestro lenguaje corporal, nuestro tono, nuestro volumen, qué ha pasado anteriormente cuando no ha hecho caso… = su conducta habrá cesado ÚNICA Y EXCLUSIVAMENTE POR MIEDO (da igual nuestra intención, el resultado es que para ÉL hemos sido amenazantes).  

Existen otros modos de enseñar al perro “normas” de la casa, como poner límites físicos y extinción, sin provocar el más mínimo dolor, malestar o miedo en nuestro amigo. 

Os propongo el mismo ejercicio:

Coged un trozo de jamón york, colocadlo en el suelo y cuando vaya a acercarse para comérselo colocad la mano delante para que no pueda cogerlo. El perro intentará por arriba, por abajo, por un lado… pero si vais “bloqueando” el acceso al mismo, al cabo de poco tiempo el perro desistirá y entenderá que no lo puede coger. Al principio insistirá, pero poco a poco dejará de intentarlo. Si este ejercicio lo hiciéramos durante varias sesiones, durante varios días… la conducta de coger ese trozo se EXTINGUIRÍA

Podéis extrapolar este ejercicio a que no coja comida de la mesa, se suba a la encimera, no se suba al sofá…. Enseñando SIEMPRE al perro de manera AMABLE.

¡OJO! Si el perro muestra problemas de conducta, no intentéis ejercicios de este estilo pues aumentarán sus niveles de estrés, y será necesaria una valoración del problema y entorno con la más que posible terapia de reducción de estrés entre otras cosas. Y Recordad… huid sin mirar atrás de cualquier persona que os sugiera que provoquéis el más mínimo dolor, miedo o malestar a vuestro perro, ya sea un amigo, familiar, “maestro de parque”, o “educador”, “adiestrador” o “entrenador” de renombre. 

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