Es muy común ver por la calle perros que se acercan a olisquear la pierna o mano de un desconocido, este automáticamente va a acariciarle y el perro se echa para atrás o se pone a ladrar.
Los perros son curiosos por naturaleza, y es una fantástica noticia que se atrevan a aproximarse a desconocidos.
Pero debemos entender que aunque sean seres sociables y maravillosos, no todos están preparados para que un desconocido les de cariño “sin invitarle a un café”. No demos por sentado que todos los perros son iguales, cada uno es un ser con su mochila (más grande o más pequeña) y sus propias preferencias.
A los humanos nos encantan los abrazos, pero si estamos en el metro cerca de otra persona, cruzamos la mirada un segundo y nos intenta dar un abrazo, posiblemente le pidamos que no lo haga
¡Recuerda! Antes de acariciar a un perro que no conocemos, pregunta a su propietario.
Desconocemos por completo su historia, y es posible que se muestre inseguro y empeoremos su visión del ser humano