Acerca de

Carlos y Kissme

Positiva, el cole de familias y perros.

Carlos Rodríguez lleva más de 10 años metido en el mundo de la psicología. Tras una carrera universitaria, tres títulos de postgrado, entre ellos un Máster de Etología de la UAM, y una veintena de cursos en educación canina, entrenamiento y etología, ha desarrollado una visión holística de los problemas que pueden aparecer durante la convivencia en los hogares, siendo consciente de la necesidad de tener en cuenta el entorno en su completo, buscar la raíz de los problemas y no quedarse en los síntomas. Además, se encuentra cursando un DOCTORADO en Etología en la UAM, donde investiga sobre el bienestar animal positivo y la esfera emocional de los perros.

A día de hoy, se ha especializado en dar asistencia a domicilio a familias que están teniendo dificultades con sus perros, en bienestar emocional y físico en centros de protección animal, albergues y refugios de animales. así como intervenir sobre problemas de conducta (que no dejan de ser síntomas) que pudieran estar afectando a la misma.

Actualmente se encarga de impartir clase en el Máster de Etología Aplicada de la UAM, investigar en su doctorado, atender el proyecto de Positiva para ayudar a familias con sus perros, y colaborar en el ámbito de educación canina y etología de varios de los centros la Asociación Salvando Peludos, así como de la Asociación Galgos de la Mancha. Fue Tutor de Prácticas de futuros Educadores Caninos para la escuela MásQueGuau y trabajo durante 5 años en un despacho de Psicología Educativa en el que trató con población infanto-juvenil con dificultades y trastornos del aprendizaje y sus familias.

¿Su principio? EL RESPETO ANIMAL. Es incoherente pretender que los animales, en el caso que nos atañe, los perros, se «porten bien» con los humanos si frecuentemente se les da tirones de correa, se usan correcciones, castigos, les pedimos bruscamente las cosas, se usan collares de ahorque… Es VITAL un cambio de planteamiento, que surge por sí mismo en el momento que se usa la empatía y se entienden las bases de los problemas de conducta. No tiene sentido tratar el miedo con más miedo, el estrés con más estrés, la agresividad con más agresividad….

No caigamos en simplificar a un ser tan complejo con el perro pretendiendo premiar para solucionar los problemas, y mucho menos mediante aversivos. Debemos ir a las raíces, y trabajarlas desde ahí.

Existen otros métodos, tenemos la responsabilidad de utilizarlos.

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